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Sonia Vílchez Roche
MARROQUINERIA Y GUANTERÍA
Marroquinería, término de origen marroquí referido a la fabricación de artículos en cuero, como maletas, carteras y otros accesorios de ese tipo como bolsos cinturones o pulseras. No incluye calzado ni indumentaria; pero siempre en este material. Se usa indistintamente el término también para hablar de un taller donde se trabaje el cuero para confeccionar estos artículos, al trabajo mismo del cuero, o la tienda donde se compran los accesorios.
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En España, principalmente en Andalucía, las escuelas de marroquinería son y fueron muy importantes. Se hacen desde cubiertas para libros hasta las fundas de las sillas de montar pasando por cinturones, marcos para cuadros, etc. Todo lo que sea susceptible de ser hecho con cuero con relieve y formas. Hoy día se emplea cualquier tipo de cuero, pero en origen al ser un trabajo oriundo de gentes del Islam no se usaría, por lógica, el procedente del cerdo.
La guantería define el arte de fabricar guantes de cuero. Entendiéndose como guante: prenda cuya finalidad es la de proteger las manos o el producto que se vaya a manipular. Los guantes de cuero son utilizados tanto como elemento de moda y de vestir como para uso industrial.
El origen de la palabra marroquinería viene de “marroquín”(tafilete), un cuero bruñido y lustroso, mucho más delgado que el cordobán.
El origen de las pieles animales como elemento para el uso humano se remonta a la Prehistoria. Las pieles eran utilizadas para protección térmica. Hacia el año 6000 a.C. comenzaron a elaborarse vestimentas, bolsas, cojines y sandalias entre otros artículos.
Al principio se usaban las pieles crudas y con pelo, pero después se observó que si las pelaban serían más versátiles. Después de tratarlas de varias maneras para poder suavizarlas se desarrollaron técnicas para cada tipo de piel y finalmente se llegó al curtido. En el antiguo Egipto comenzaron las grandes innovaciones. Entre el año 3000 y 5000 a.C. tuvieron lugar las labores de curtido y confección de artículos de cuero. Para el año 1000, la moda de las pieles se había impuesto en todo el Occidente cristiano incluyendo, a la Península Ibérica, así como en el mundo árabe del Oriente Próximo, norte de Africa y España musulmana.
Durante la Edad Media, la piel, como material para la confección de un sinfín de objetos, no cesó de cobrar importancia. Árabes y judíos trabajaron conjuntamente el cuero en el Andalus, alcanzando en algunas ciudades, como Córdoba y Granada, un extraordinario refinamiento. La industria de la piel se diversificó en gran medida, y dio lugar no sólo a objetos de consumo habitual, sino también a otros destinados al lujo.
El valioso legado musulmán se conservó hasta bien entrado el siglo XVII, y así se ve en el lenguaje, en palabras como cordobán (cualquier tipo de cuero tratado con corteza de encina), tafilete (que, olvidando sus características diferenciales: piel de cabra curtida y pelada, muy fina y flexible, pasa a ser la designación de los cueros tratados con zumaques), y guadameciles (cueros adobados y adornados con dibujos de pintura o relieve y usados comúnmente como colgaduras), que deben su nombre a la toponimia árabe.
El censo ovino en España en el año 1797 era de 11.700.000 cabezas, mientras que en algunas de nuestras colonias americanas, como por ejemplo Argentina, se exportaban grandes cantidades de cueros. En el año 1793 salieron del puerto de Buenos Aires, rumbo a España, 1.400.000 cueros de vaca. También los barcos que venían de Cuba iban cargados de cueros y curtidos Las artes de la piel entran en el siglo XIX convertidas en un elemento cultural de primer orden: el hallazgo de nuevos extractos curtientes significó una innovación de vital importancia. En los últimos años, las condiciones de trabajo se han transformado radicalmente, con la incorporación masiva de los instrumentos y máquinas que la ingeniería, la electrónica y la información facilitan, y que garantizan una espectacular optimización, tanto del rendimiento como de la calidad final.
La preparación del cuero para la fabricación de productos de marroquinería es vital. Comenzando con la obtención del cuero crudo, la cual se da después del sacrificio de los animales. Para la producción de la curtiembre, la principal materia prima es la piel cruda de origen bovino. El curtido es el proceso de sometimiento de la piel a acciones físico–químicas para convertirla en un material duradero. Esta parte del proceso de producción comprende tres fases: la ribera, el curtido y el teñido y acabado.
Una vez la piel está curtida entra en el proceso propio de la marroquinería en el que se obtienen las manufacturas de cuero. Se compone de cinco pasos básicamente: diseño, modelo, cortado, guarnecido, terminado y empaquetado.