Ingenieros
Término con el que se designa el arte de aplicar los conocimientos científicos al perfeccionamiento y desarrollo de la industria en todas sus modalidades.
En cuanto a su etimologia, el término deriva del latín ingenium, que significa capacidad de discurrir e inventar, y el nombre de ingeniero se dio en un principio a los que aplicaban su inventiva y conocimientos a la construcción de fortificaciones para la defensa en caso de guerra ( las ciudades amuralladas de babilonia, la Gran Muralla de China, la muralla de Adriano en Britania y los castillos medievales, verdaderas fortalezas inexpugnables para las armas entonces conocidas, son buena prueba de ello), a la creación de ingenios destinados al asalto de tales fortalezas ( catapultas, arietes, torres móviles con puentes levadizos, etc., que, en mayor o menor escala, utilizaron todos los pueblos de la Antigüedad) o a la construcción de grandes obras públicas destinadas a conseguir una mayor facilidad en las comunicaciones, como, por ejemplo, las calzadas romanas, puentes, etc.
En su carácter de utilidad lo que diferencia a las obras de ingeniería de las actividades propias de las otras ciencias y aunque la frontera entre ambas no es fácil de establecer, se puede decir de un modo general que cuando los descubrimientos de la ciencia se van a aplicar a la creación de una industria, surge una nueva rama de la ingeniería. Parece ser que fue en la segunda mitad del siglo XVIII cuando de aplicó el nombre de la ingeniería a la realización de obras permanentes de utilidad pública, tales como faros, puertos, puentes, caminos, obras hidráulicas, etc. A esta rama del la ingeniería se la designo con el nombre de ingeniería civil, en contraposición con la ingeniería militar. Pero fue a finales del siglo XVIII cuando, al perfeccionar Watt la Maquina de vapor (que ya se venía utilizando para el desagüe de las minas) y poder disponer el hombre de una fuente de energía capaz de mover grandes máquinas, éstas empezaron a desarrollarse de un modo extraordinario, aplicándose a todas las industrias conocidas. La ingeniería mecánica conoció a la sazón una época de crecimiento rapidísimo, y con ella otras muchas ramas de la ingeniería, que crearon y pusieron en práctica muchos tipos de nuevas maquinas.
La evolución de la industria en todas sus manifestaciones, desde aquella fecha hasta nuestros días, ha sido verdaderamente espectacular. Por ejemplo el invento del generador eléctrico, con el que se puede transformar el vapor de agua y la energía hidráulica en una nueva energía más económica y de más fácil utilización; o los motores de combustión interna, que permiten utilizar los combustibles líquidos, y, naturalmente, la energía atómica son otros tantos hitos de este desarrollo que, junto a la evolución de las otras ciencias y a la invención de máquinas cada vez más potentes y complejas han permitido que aquella industria artesana de los primeros tiempos se haya convertido en la poderosísima industria de nuestros días.
Paralelamente a este desarrollo, fueron surgiendo nuevas ramas de la ingeniería más especializadas. Pretender establecer una clasificación de todas estas especialidades de la ingeniería moderna es casi imposible, debido, sobre todo, a la estrecha interrelación que existe entre todas ellas y a que algunas encuentran aplicación, casi siempre, en todas las industrias.
Pero se pueden citar, por ejemplo: la ingeniería agronómica para las explotaciones agrícolas y ganaderas; la ingeniería de montes, para la conservación y explotación de las riquezas forestales; la ingeniería de minas para el trabajo en las minas y el beneficio de minerales; la ingeniería de caminos canales y puertos, para la construcción de estas obras de interés público; la ingeniería mecánica de la que ya hemos hablado; la ingeniería eléctrica para el estudio de la utilización de la energía eléctrica con sus múltiples aplicaciones; la relativamente reciente ingeniería electrónica, que con sus múltiples aplicaciones ( radio, televisión, radar, ingenios de control y los ordenadores) está revolucionando totalmente la industria moderna, llevándola por el camino de la automatización; la ingeniería aeronáutica, para el perfeccionamiento de los ingenios voladores; la ingeniería naval, para la construcción de toda clase de navíos; la ingeniería de telecomunicación, para la utilización de todos los sistemas de comunicación a distancia; la ingeniería industrial para el desarrollo de todo tipo de industria fabril con sus múltiples especialidades de las que la más antigua quizá sea la ingeniería textil; la ingeniería nuclear que ya ha conseguido aplicar esta nueva y poderosísima energía a la explotación de minas a la propulsión de grandes navíos, a la obtención de energía eléctrica, etc.; la ingeniería aeroespacial que además de un conocimiento mejor del mundo exterior esta ayudando poderosamente a las comunicaciones y revolucionando la estrategia de guerra; la ingeniería militar que a partir de la segunda guerra mundial ha experimentado un progreso prodigioso; la ingeniería física y la química, y tantas otras especialidades que son, en el mundo moderno, la base fundamental del progreso.
En la actualidad los ingenieros intentan probar si sus diseños logran sus objetivos antes de proceder a la producción en cadena. Para ello, emplean entre otras cosas prototipos, modelos a escala, simulaciones, pruebas destructivas y pruebas de fuerza. Las pruebas aseguran que los artefactos funcionarán como se había previsto.
Por lo que respecta al ámbito profesional del ingeniero, resulta cuando menos imposible trazar una divisoria clara, siquiera entre sus especialidades, puesto que obviamente todos ellos fundamentan su labor en las mismas ciencias. Más incluso cuando ya en épocas recientes se atribuyen tal calidad otros especialistas de las más diversas ramas del conocimiento, hablándose con naturalidad de ingeniería medioambiental, de ingeniería genética, y así un largo etcétera.